Pedro Castro, un apasionado de la vida, tuvo un camino difícil relacionado con el mundo de drogas duras, del que se libró hace más de 27 años. Tiene una historia feliz, a veces intensa y difícil, lleno de vida, como él dice.
CEO de una compañía respetada y reconocida en el área de los eventos fundadas en los años 80, en el que se enorgullece de trabajar 30 años más tarde para grandes empresas portuguesas e internacionales.