Conocido en su país de origen como "Papa Jaime", lleva más de 30 años trabajando con los niños y adolescentes que, en distintas ciudades de Colombia, tienen como vivienda las calles y los espacios interiores del sistema de alcantarillado urbano. Fruto de este compromiso es la Fundación Niños de los Andes que hoy es una muy reconocida empresa social que atiende alrededor de 6.000 personas al año.